El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes

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domingo, 3 de diciembre de 2017

Esfinge

Hesíodo en su Teogonía es el primero que la menciona, la hace hija de la Quimera y de Orto, el perro  hermano de Cerbero.
Se representa como un monstruo con rostro y busto de mujer, patas de león, cuerpo de perro, cola de dragón y alas de pájaro. Su rostro es pálido con la boca llena de veneno, ojos encendidos y las alas siempre manchadas de sangre.
Según Apolodoro, la Esfinge había aprendido el arte de formular enigmas de las Musas.

Hera la envió a Tebas para castigar a la ciudad por el amor culpable que sentía Layo por Crisipo, hijo de Pélope. Así la Esfinge se estableció en una de las montañas al oeste de Tebas y desde allí atormentaba al país y devoraba a todos los seres humanos que estuvieran a su alcance. Antes de comerse a los viajeros les imponía acertijos imposibles de resolver, con la condición de que si lo resolvían no se los comería. El enigma más común: ¿cuál es el ser que anda primero con cuatro patas, luego con dos y después con tres y que se vuelve más débil según tenga más patas? Se dice que Edipo lo adivinó y atravesó con su espada al monstruo, tirándolo luego al precipicio y acabando con el terror.

Las Esfinges egipcias eran símbolos de la fuerza y de la prudencia, tenían la función de guardianas a la entrada de los templos. Símbolo de la perfección, la Esfinge parece haber servido de emblema a Egipto.
En la Edad Media simbolizaban el triunfo de la astucia contra la fuerza bruta y de la inteligencia contra la hipocresía.