El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes

El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes
El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes

jueves, 19 de septiembre de 2013

Helena de Troya

Sus padres fueron Zeus y Leda, mujer del rey Tíndaro de Esparta, y tuvo tres hermanos: Cástor, Polux y Clitemnestra. Helena de Troya nació de uno de los huevos que puso Leda cuando fue seducida por Zeus. De pequeña fue raptada por el héroe Teseo que quería casarse con ella, pero sus hermanos la rescataron. Helena era la mortal más bella del mundo, el objeto de deseo de todos los príncipes griegos.

Fue la causa que provocó el inicio de la guerra de Troya al acompañar a Paris, príncipe de dicha nación, a su patria. Paris la obtuvo gracias a Afrodita, en contraprestación por haber elegido a ésta como la diosa más bella. Ante su huida con Paris, Menelao, su marido, llamó a todos los reyes de Grecia, que se unieron a él para resarcir con una guerra la afrenta de que había sido objeto por parte de los troyanos.
No está totalmente claro el papel que tuvo Helena durante la guerra. Parece ser que se pasaba el día en la torre del palacio de Troya donde tenía un telar con el que tejía todas sus desdichas, mientras se lamentaba del instante en que había tenido la debilidad de dar oídos a un extranjero y marcharse  con él. Cuando Paris murió, se casó con Deífobo, que también era hijo de Príamo como Paris. Pero cuando Troya fue tomada, Helena entregó a Deífobo de la manera más indigna a los griegos, que lo apuñalaron. De esta forma Helena pretendía reconciliarse con Menelao, y así fue. El hijo de éste, Atreo, la llevó a Grecia junto a él en un viaje complicado, porque los dioses provocaron varias tormentas que les hicieron pasar por Chipre y Egipto.
Ya en Esparta fueron muy felices hasta la pronta muerte de Menelao. Entonces, fue expulsada del Peloponeso por indigna. Buscando auxilio fue a Rodas a casa de una antigua amiga, la reina Polixo. Ésta, llena de odio por la muerte de su marido en la guerra de Troya, mandó acabar con su vida ahogándola en el baño  y después de muerta, la ahorcaron en un árbol.




lunes, 16 de septiembre de 2013

Filemón y Baucis

Fueron una pareja desdichada que vivía en la zona de Frigia. Zeus había observado que, por aquellos territorios, existía un gran número de familias que vivían en humildes chozas y que eran poco acogedoras con los visitantes que por allí pasaban. Enojado por la falta de amabilidad de tales habitantes, decidió investigar un poco. Se disfrazó, junto con Hermes, su ayudante en esta empresa, con unos horribles harapos, para dar un aspecto lo más pobre posible, y así fue visitando todas y cada una de las casas, obteniendo siempre un trato desagradable, excepto en una de las chozas, la de Filemón y Baucis. Ellos acogieron lo más amablemente posible a esos harapientos que llamaron a su puerta. Les dieron agua para lavarse y el banquete más suntuoso que podían ofrecerles: vino, miel, queso, huevos y otros modestos alimentos. Mientras la comida se desarrollaba, los esposos observaron con admiración cómo las provisiones de que disponían nunca se acababan, por más que escanciaran vino en las copas de sus huéspedes. Entonces, la pareja dedujo que sus visitantes, eran, en realidad, dioses inmortales.

Después del ágape, Zeus y Hermes se mostraron con su auténtico aspecto y condujeron al matrimonio a lo más alto de una colina, desde la que se divisaba toda la región. Desde allí, pudieron ver cómo su choza se había transformado en un gran palacio, que serviría de templo para los dioses. Además, en agradecimiento, Zeus dijo a Filemón y a su mujer que les concedía todo cuanto quisieran, y éstos pidieron convertirse en los sacerdotes del templo y morir al mismo tiempo. Por otra parte, Zeus, envió un gran diluvio a la región, cuyos habitantes perecieron totalmente, salvo la esplendorosa pareja.

Al cuidado del templo vivieron durante mucho tiempo y cuando les llegó el momento de la muerte, Zeus, haciendo cumplir su deseo los transformó a la vez en árboles: en un roble a Filemón y en un tilo a Baucis. Desde entonces, ambos permanecieron juntos para siempre con las ramas entrelazadas.

Ésta pareja, cuya leyenda narra Ovidio en la Metamorfósis, simboliza el amor conyugal.









miércoles, 11 de septiembre de 2013

Faetón

Según la leyenda era hijo de Helios y de Clímene,  pero según otras versiones era hijo  de Eos y Céfalo.
Se dice que era uno de los jóvenes favoritos de Afrodita. Un día Faetón tuvo una disputa muy grave con Epafo, hijo de Zeus y se intercambiaron el uno al otro graves insultos. Epafo llegó a reprocharle que no era hijo de Helios, diciéndole: "tu origen no es desconocido. Tu fragil madre ha fingido unos amores divinos para legitimar mejor su desarreglada conducta." El contrariado Faetón acudió rapidamente a casa de su madre y le pidió consejo para perpetrar una venganza o hallar algún modo de recuperar el honor perdido.

Clímene aconsejó a su hijo que solicitara el permiso del Sol para conducir su carro, aunque sólo fuera por un día para así demostrar a todo el mundo la verdad de su nacimiento. Helios, al tiempo que debía ayudar a su hijo en la venganza de la afrenta ocurrida, temía por lo peligroso de la petición que le había hecho su hijo. Intentó disuadirle, pero como no lo consiguió, dispuso la preparación de su carro dorado. Cuando Faetón había montado, y antes de que emprendiera el vuelo, su padre le aconsejó que no se acercara demasiado al cielo, pero que tampoco estuviera muy cerca de la tierra, pues ambas cosas resultarían muy peligrosas. Sin embargo, Faetón no le hizo mucho caso y, como además, los veloces corceles blancos enganchados al carro no estaban acostumbrados al mando que ahora los llevaba, subían al cielo y bajaban a la tierra sin control. Además, Faetón se asustaba de los signos del zodíaco cada vez que surcaba la bóceda celeste y eso le impedía serenarse. Así debido a sus imprudencias, tan pronto se quemaba el cielo como se evaporaban los ríos, la tierra gimió de desesperación y pidió a Zeus que detuviera tal tormento. Éste, mandó la muerte a Faetón, que cayó hecho un torbellino en el Eridano (el actual río Po). Ante el dolor de su muerte su amigo Cicno quedó convertido en cisne. Sus hermanas, las Helíadas, recogieron su cuerpo, le rindieron honores fúnebres y lo enterraron. Sumidas en la tristeza sus lágrimas constituyeron el ámbar que se encuentra aún en ese río y después, fueron metamorfoseadas en álamos.

Fue por la aventura de Faetón por lo que, según la mitología, África perdió toda su vegetación y se convirtió en desierto y el color de piel de sus habitantes se tornó negro. Y también es este mito la justificación de la creación de la vía Lactea a causa de los incendios en el cielo.