El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes

El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes
El Olimpo: Batalla entre dioses y gigantes

miércoles, 17 de abril de 2013

Deucalión y Pirra

Deucalión, hijo del titán Prometeo, era rey de Pitia en Tesalia, cuando Zeus castigó a los hombres con un diluvio por su mal comportamiento, los crímenes y la depravación de la raza humana. Durante nueve días y nueve noches Zeus envió raudales de lluvia, y sólo Deucalión y su mujer Pirra sobrevivieron a la inundación, porque eran los únicos seres de la faz de la tierra que respetaban las leyes de los dioses y actuaban rectamente. Ambos habían construido una barca con la que pudieron llegar a la cima del monte Parnaso.
Tras el diluvio, el oráculo de Delfos les ordenó que arrojaran los huesos de sus madres por encima de los hombros, en principio se negaron porque creían que realizar tal acción sería un sacrilegio con los antepasados, pero despues de pensar detenidamente obedecieron cuando se dieron cuenta de que los huesos significaban las piedras de la tierra, origen de toda vida. De cada una de las piedras que arrojó Deucalión surgió un hombre y de las que arrojó Pirra surgió una mujer, naciendo así una nueva raza humana.
A pesar de que el mito del diluvio aparece en la tradición griega, en la azteca, en la mesopotámica y en la hebrea (Noé), parece ser que cada relato tiene una base histórica diferente.

En la Metamorfosis de Ovidio se recoge la historia de Deucalión y Pirra, donde el autor cuenta como el planeta se vuelve a poblar de seres humanos tras la metamorfosis de las piedras.

miércoles, 3 de abril de 2013

Dánae

Era una bella joven hija de Eurídice y del rey de Argos, llamado Acrisio. Éste había sido advertido en un oráculo que el bebé que concibiera su hija le causaría la muerte. Para evitarlo, Acrisio encerró a su hija en una gran torre con grandes puertas y candados de bronce. Sin embargo, Zeus se encaprichó de ella, y para poder acceder a la torre se transformó en una fina lluvia de oro, atravesando con esta forma líquida los ladrillos de la construcción y tomándola carnalmente, lo que tuvo como resultado el embarazo de la joven.
Cuando Acrisio se enteró no creyó la versión narrada por su hija y pensó que el culpable había sido Petro (rey de Tirinto), su hermano gemelo.  Desde el seno materno los hermanos gemelos habían mantenido una lucha continua, tras la cual Petro se personó como pretendiente de Dánae, de ahí que Acrisio pensara que se las había ingeniado para acceder a la morada de la joven y la poseyera.
Tras dar a luz, Acrisio encerró a la joven y al bebé en un arca arrojándolos al mar con la esperanza de que murieran. Sin embargo ambos llegaron sanos y salvos a la isla de Sérifos, donde fueron recogidos por un pescador llamado Dictis. Tal suerte se obtuvo gracias a la ayuda de Zeus que mostró así su agradecimiento hacia la joven Dánae. El pescador los presentó ante el rey Polidecto, que trató a ambos con cortesía, hasta que intentó seducir a Dánae, siendo ésta defendida por su hijo Perseo.

Más tarde se haría realidad la profecía y Perseo mataría accidentalemnte a su abuelo, dejándole caer una jabalina o un disco.